El tío Marciano, ¿me ha caído una herencia de un tío de América?

¡Hay hija, que penita! El tío Marciano ha fallecido. ¡Lo que ha sufrido el pobre! ¡Y lo solo que estaba, allí en el pueblo, en ese caserón sin nadie!

La voz de mi madre resonaba como una taladradora a las 7 y cuarto de la mañana, cuando ni la ducha, ni el café habían hecho efecto todavía. Pero eso no era lo peor ¿Quién coño es el tío Marciano? ¿Por qué afecta su muerte tanto a mi madre? Y, sobre todo ¿Por qué me lo tiene que contar, a mí, a estas horas y justo el día que tengo la primera entrevista de trabajo después de meses de no lograr ni que me contesten de ninguna empresa?

Pero cuando creía que las cosas no podían ir a peor…

¿A qué hora me recoges? A Prádena no se tarda más de una hora, pero quiero ir con tiempo para pasar por el tanatorio, no quiero llegar justo al entierro, que es a la una?

¿Cómo? ¿Perdón? ¿Prádena? ¿Entierro? ¿Qué narices tiene todo esto que ver conmigo? Y, para colmo ¡hoy!

Debe de ser una buena herencia, que volvió con mucho dinero de Venezuela, y como el hombre no gastaba nada…

Imposible negociar, razonar o explicar. El tío Marciano ha fallecido y aquí estamos, en la carretera de Burgos, en el atasco del RACE. Da igual lo que hubiera que hacer, ahora toca que mi madre me cuente la vida y milagros del tío Marciano, el que se marchó a hacer las américas. Parece que hizo mucho dinero, pero solo. Se supone que yo lo conocía, y si, algún recuerdo tengo de bodas, bautizos y otras celebraciones, pero, la verdad ¿Cómo para tener que ir a su entierro?

Bueno, todo sea por acompañar a mi madre en un día triste.

Pero ¿Cómo? ¿Qué ni siquiera era tío tuyo, mamá? ¿Qué era tío de papa? Ahora ya sí que no entiendo nada… en fin, al menos paso el día contigo.

Los trámites del fallecimiento

Ya en el tanatorio, muchas caras que me suenan, pero que no ubico del todo. Tampoco es que se vea mucha tristeza, va ser verdad lo de que estaba muy solo.¡Por fin alguien conocido!

Hola Paco ¡Qué tal primo!

Pufff, yo creo que desde la boda de Margarita (¿se llamaba Margarita su hermana?) no nos vemos.

¿Qué tal todo?

Hola prima. Menos mal que has venido. ¿Tus hermanos no han venido? ¿Qué tal están? A tu madre ya la he saludado.

¿Qué tal te va todo? Creo que ahora trabajas, como yo, en la mayor empresa del país; el INEM.

Le tengo cariño, y buenos recuerdos de infancia y adolescencia, pero después de tanto tiempo, me resulta forzada la conversación, algo artificial, como si estuviéramos obligados. Y justo, cuando estoy a punto de desconectar y no prestar más atención, como de pasada, me lo dice:

Se marchó a hacer las Américas. Parece que volvió rico, pero solo

Tendríamos que hablar sobre los trámites del fallecimiento. Por el momento me he ocupado yo de todo, pero necesitaría ayuda. Tú sabrás más sobre estas cosas. No dejó seguro de enterramiento y, aunque me han dejado cargar todo en su cuenta, no sé qué más cosas habrá que hacer.

¿Cómo? ¿De qué habla este hombre? ¿Ocuparnos de qué?

Ya sabes que los primos somos sus parientes más cercanos y tú y yo los únicos que andamos por aquí ahora. Y, salvo que haya dejado testamento, seremos sus herederos. Y por cierto, debe de ser una buena herencia, que volvió con mucho dinero de Venezuela, y como el hombre no gastaba nada…

¿Qué me ha caído una herencia de un tío de América? ¿Esto ocurre en realidad? ¿Qué narices se hace en estos casos?